El Bosque del Agüil
Es uno de los espacios naturales más
bellos que se encuentran en el departamento del Cesar, actualmente se
encuentra ubicado en la parte norte de Aguachica, su nombre se debe a que en él
nacen aguas producidas por manantiales ocultos.
Es una zona verde de gran biodiversidad en la cual podemos
observar árboles como: el caracolí, la ceiba, el cedro y dormilones;
acompañados de aves silvestres, monos, perezosos, insectos entre otros.
Actualmente los colegios han hecho recorridos por este lugar
resaltando la importancia que es cuidar nuestro medio ambiente, realizando
jornadas de siembras de árboles, recolección de basuras; en este lugar se logra
contar con el preciado líquido las 24 horas al día, en donde las personas
llegan a lavar y a transportar el agua hasta sus hogares.
El bosque del Agüil se ha convertido en un sitio turístico que
vale la pena visitar pues nos permite alejarnos un poco de la contaminación respirar
aire puro y disfrutar del
ambiente natural que nos ofrece; como es sabido en cada lugar se narran
historias, leyendas y mitos y este lugar no es la excepción les comparto un
corto mito.
"EL DUENDE DEL AGUIL"
Cuenta la historia que
los duendes y zánganos infernales salían de las montañas y espesuras boscosas
del Agüil para pasearse y visitar las dos calles que en ese entonces había en
Aguachica. Es así como Miguel Ángel Bayona abuelo de doña Rebeca Martínez
(1923) vio al frente de don pacho Pérez, donde habían unas paredes, un
hombrecito extraño que venía caminando a paso lento; cuando el sujeto comenzó a
acercarse al abuelo le empezaron a temblar las piernas entumeciéndose de miedo,
el duende lo miró de frente y cabizbajo siguió su camino por la calle, en eso
el abuelo decidió seguirlo, pues la curiosidad lo obligaba, el hombrecito llegó
hasta el Bosque y fue allí donde los perros al verlo comenzaron a aullar
fuertemente, lo que asustó y desapareció al duende.
El abuelo al ver esto, apresurado corrió hasta su casa que
quedaba cerca del Bosque y tocó la puerta para que le abrieran, una vez adentro
se desmayó quedando privado hasta el otro día y al despertar contó lo que le
había pasado; días después volvió a aparecerse, pero esta vez a Pedro Badillo, Senén
Guerrero y a Juan Manuel Amaya que creyeron también en el hombrecito, pues se
burlaban y decían que era puro cuento del abuelo.
Autor: Rebeca Martínez

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